La migración y la trata de personas: Un vínculo inextricable
Por Madina Jarbussynowa
En un mundo que se encamina rápidamente hacia la globalización, la lucha contra la trata de personas solo será efectiva si comprendemos sus vínculos con las corrientes migratorias mixtas y el entorno internacional político y social siempre cambiante en los que tienen lugar. Como respuesta al desplazamiento sin precedentes debido a la inestabilidad prolongada en las costas del Mediterráneo, el Sahel y otros lugares, la Oficina de la Representante Especial y Coordinadora para la Lucha contra la Trata de Personas ha adaptado rápidamente sus medidas para combatir la trata de personas a fin de mejorar la concienciación pública sobre los peligrosos vínculos entre la migración y la explotación de seres humanos.
En 2015, FRONTEX, la Agencia de fronteras exteriores de la Unión Europea, calculó que se habían producido más de 1,8 millones de detenciones por entrada ilegal, asociadas con la llegada de un millón de personas, más de 4,5 veces que las que llegaron en 2014, según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). Para hacerse una idea de lo que significa esta cifra, equivale a toda la población de Viena o de Hamburgo. Las cifras preliminares correspondientes a 2016 arrojan resultados análogos. Estas estadísticas sirven no solo para ilustrar las dimensiones de la oleada migratoria reciente hacia Europa, sino para algo aún más importante: alertarnos acerca de la dimensión de la respuesta que requiere.
En épocas de crisis, surgen con demasiada frecuencia especuladores que tratan de explotar la miseria y la vulnerabilidad de los demás. Los traficantes buscan como víctimas a personas que sufren una falta acuciante de seguridad y oportunidades, y emplean las amenazas y el engaño para controlarlas y conseguir sus propios fines. Especialmente las mujeres y los niños corren el riesgo de que se les obligue a cumplir las exigencias de quienes les prometen un pasaje seguro hacia una vida mejor. Con las recientes restricciones en las políticas de inmigración, las rutas migratorias se han vuelto más largas, más caras y más peligrosas. Al limitar las oportunidades de que la gente pueda emigrar de manera legal, estas restricciones han ayudado involuntariamente a los que practican el tráfico y la trata de seres humanos.
El tráfico de seres humanos frente a la trata de personas
Para muchas personas, los conceptos de “tráfico de seres humanos” y “trata de personas” se han vuelto intercambiables, con lo que se han difuminado las diferencias entre ambos. Sin embargo, como señalan a menudo los profesionales sobre el terreno y las organizaciones internacionales destacados, se trata de delitos distintos.
El tráfico siempre implica el cruce de una frontera internacional y que las personas paguen voluntariamente (al menos en principio) a un contrabandista para lograr entrar en un Estado. Europol calcula que más del 90 por ciento de más de un millón de migrantes irregulares que viajaron a Europa el año pasado emplearon los servicios ofrecidos por más de 40.000 personas que actúan en redes delictivas flexibles. Los servicios ofrecidos incluían desde la falsificación de documentos hasta el soborno de funcionarios policiales; Europol calcula que las redes delictivas involucradas en el contrabando de migrantes tuvieron un volumen de negocios de entre 3.000 y 6.000 millones de euros en 2015.
La trata de personas implica, por definición, algún tipo de coacción, física o sicológica, con el fin de explotar a la víctima. Según establece el Artículo 3 del Protocolo de las Naciones Unidas para prevenir, reprimir y sancionar la trata de personas, la explotación debe incluir “como mínimo, la prostitución ajena u otras formas de explotación sexual, los trabajos o servicios forzados, la esclavitud o las prácticas análogas a la esclavitud, la servidumbre o la extracción de órganos”. Por tanto, la trata de personas es, claramente, una violación flagrante de la dignidad y los derechos humanos. A diferencia del tráfico, puede producirse también dentro de las fronteras de un país.
Habida cuenta de esta distinción clara entre el tráfico de seres humanos y la trata de personas, ¿a qué se debe esa confusión creciente, sobre todo entre los medios informativos y el público en general? Interpol ofrece un argumento convincente: aunque, en principio, la relación entre el traficante y el migrante termina una vez la persona llega al nuevo país, hay pruebas abundantes de que los traficantes siguen explotando a los migrantes ilegales después de la llegada, mediante amenazas y exigencias de pagos adicionales. Es obvio que la trata de personas es, a menudo, una consecuencia directa del tráfico de seres humanos en las corrientes migratorias mixtas.
A modo de ilustración, los datos recientes de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) prevé que de las más de 3.600 mujeres nigerianas que llegaron en barco a Italia en el primer semestre de 2016 (el doble de la cifra registrada en 2015), más del 80 por ciento será objeto de trata para ser prostituidas en Italia y en toda Europa. Es un hecho real y penoso cada vez más frecuente que muchas mujeres, después de sobrevivir a un viaje azaroso, a menudo exponiendo sus vidas, sencillamente desaparecen de los centros de asilo y acogida para caer en las manos de tratantes que quieren explotarlas. Salvatore Vella, Fiscal Principal Adjunto de Agrigento (Sicilia), se lamentaba hace poco de que muchos centros de asilo y acogida funcionan en realidad como “una especie de almacén, donde guardan a esas muchachas durante un tiempo… antes de que los delincuentes vayan a recogerlas”.
En lo que respecta a los niños migrantes, Europol informa de que 85.482 menores no acompañados llegaron a Europa en 2015. Hay pocos indicios de que esta tendencia se reduzca, ya que, por ejemplo, el ACNUR señaló que, desde enero hasta junio del presente año, la cifra de menores no acompañados que llegaron a Italia ascendió a 10.524, por comparación con los 4.410 que llegaron durante el mismo período en 2015. En Centro Europeo contra el Tráfico de Migrantes calculó en enero de 2016 que había más de 10.000 niños migrantes en paradero desconocido. Según Věra Jourová, Comisaria Europea de Justicia, corren gran peligro de ser explotados por bandas delictivas con fines de trata, trabajo sexual o esclavitud.
En vista de esos resultados, la OSCE está adaptando su enfoque para abordar los fenómenos interrelacionados del tráfico de seres humanos y la trata de personas. Solo cuando se reconozca, se comprenda y se analice debidamente el vínculo entre ambos y sus conexiones concretas, podrán los entes estatales y no gubernamentales reaccionar mejor ante ellos.
Medidas de la OSCE
A pesar de la gravedad de esos delitos, el tráfico de seres humanos en el contexto de la migración impulsada por la crisis todavía pasa bastante inadvertido tanto para los agentes estatales como para los no gubernamentales. Dada la influencia singular de la OSCE como organización de seguridad regional que incluye los derechos humanos como parte del núcleo de su programa de trabajo, mi equipo y yo, en la Oficina de la Representante Especial y Coordinadora para la Lucha contra la Trata de Personas, hemos procurado, desde el principio de la crisis migratoria y el deterioro de la situación en Ucrania, luchar contra la explotación de vidas humanas por parte de los traficantes, que los ha acompañado. He viajado a Ucrania en varias ocasiones, y he trabajado con las autoridades y la Misión Especial de Observación, a fin de mejorar su nivel de concienciación y el de las personas desplazadas acerca de los riesgos que comporta la crisis.
También he visitado oficialmente centros temporales de protección y de acogida preliminar en lugares clave a lo largo de las rutas migratorias en la región de la OSCE, incluidas Turquía e Italia. Poder observar la situación sobre el terreno ha sido inestimable para evaluar las dimensiones del peligro de trata de personas en esos lugares, y ha corroborado cuán importante es que los propios migrantes sean conscientes del peligro que afrontan. Si las víctimas de la trata pueden reconocerse como tales, estarán en condiciones de pedir ayuda antes y evitar que sigan abusando de ellas o sometiéndolas a coacción.
Esas visitas me han permitido constatar directamente los avances conseguidos por las autoridades para identificar a posibles víctimas de la trata en las corrientes mixtas migratorias y de refugiados. Ahora tengo claro que queda mucho margen de mejora de las capacidades de los agentes en primera línea para controlar esas corrientes, a fin de identificar cuanto antes a las víctimas de la trata. Ese es, en parte, el motivo por el que nuestra Oficina sigue ampliando nuestras directrices sobre los mecanismos nacionales de remisión y consulta. Para poder adoptar un enfoque basado en la participación, vamos a iniciar en Ginebra, los días 23 y 24 de noviembre, una consulta preliminar con ONG de la región de la OSCE que se ocupan de la trata, así como con representantes de organismos de las Naciones Unidas.
Constatar la falta de sistemas eficientes de cooperación, y la diversidad de los marcos legislativos, ha inspirado un proyecto ambicioso multidisciplinar e intersectorial de la OSCE, que se está ejecutando en Vicenza (Italia) en 2016 y 2017. Del 14 al 18 de noviembre, un primer grupo de unos 200 funcionarios policiales, fiscales, inspectores de trabajo, investigadores financieros y representantes de la sociedad civil de los países de origen, destino y tránsito de primera línea a lo largo de las rutas migratorias se reunieron en el Centro de Excelencia para las Unidades Policiales de Estabilización en Vicenza. Tras dos días de intensos debates de los aspectos teóricos, metodológicos y técnicos de las medidas para combatir la trata de personas, participaron en un simulacro práctico de tres días de duración en el recinto del Centro.
El objeto de esta actividad era promover la cooperación práctica y las soluciones conjuntas para la identificación de las víctimas y el enjuiciamiento penal. El evento se centró en la trata para la explotación sexual y laboral, y puso de relieve el hecho de que la investigación financiera suele ser el mejor método para desmantelar organizaciones delictivas complejas. Los guiones basados en hechos reales y encarnados por actores garantizaron el realismo del simulacro. Al mismo tiempo, al no hacer referencias específicas a países, fueron adecuados para destinatarios de toda la región de la OSCE. Los expertos asesoraron a los participantes sobre la mejor manera de reaccionar ante situaciones según se iban presentando.
La tercera parte de los destinatarios elegidos para este primer simulacro provenían de los Balcanes occidentales, y confío sinceramente en que los conocimientos y las técnicas que han adquirido en Vicenza se apliquen de manera provechosa en el contexto regional. El simulacro es un magnífico ejemplo de la forma en que los proyectos que abarcan a toda la OSCE pueden complementar el apoyo que prestamos a la cooperación regional en Europa sudoriental, donde trabajamos con nuestras misiones sobre el terreno y los socios nacionales a fin de promover medidas concertadas para prevenir y combatir la trata de personas a lo largo de la ruta de los Balcanes occidentales.
En resumen, este artículo solo ofrece una visión abreviada de la índole de algunos de los proyectos que la Oficina de la Representante Especial y Coordinadora para la Lucha contra la Trata de Personas ha llevado a cabo en 2016. Pese a la envergadura y la amplitud de los retos que afronta nuestra región, estoy convencida de que, gracias al enfoque integral de la seguridad que tiene la OSCE y a nuestra estrecha cooperación con los socios internacionales y locales, podremos contribuir notablemente a poner de relieve y paliar el azote de la trata de personas. Al hacerlo, todos y cada uno de nosotros tiene el deber de reconocer en cada una de las personas que se desplazan a un ser humano.
Madina Jarbussynova es la Representante Especial y Coordinadora para la Lucha contra la Trata de Personas de la OSCE.
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