Compromisos de la OSCE
Entender la OSCE significa entender las libertades y la estabilidad que ahora damos por sentadas. Los principios convenidos en 1975 han configurado nuestra cultura política de una forma que en aquel momento se consideró verdaderamente innovadora.
El Acta Final de Helsinki fue un acuerdo sobre la integridad territorial de los Estados europeos durante la Guerra Fría. Pero más que eso, lo que hizo fue vincular la seguridad del sistema internacional con la sostenibilidad medioambiental, la oportunidad económica y los derechos humanos. El acuerdo se forjó en torno a la “libertad de pensamiento, conciencia, religión o creencia, sin distinción por motivos de raza, sexo, idioma o religión”, y estableció también la igualdad para las minorías nacionales.
La audacia de ese gesto desencadenó una oleada de activismo básico en toda Europa, con los ciudadanos tomando el control de su responsabilidad de hacer que sus gobiernos cumplieran sus promesas. Actualmente aún existen algunos de esos grupos, y otros se han unido para formar lo que hoy conocemos como Human Rights Watch, una renombrada ONG internacional.
Ese marco se convirtió en la forma primordial en que los Estados participantes abordaban los problemas de seguridad de su región, basándose en los principios de arreglo pacífico de controversias e igualdad entre estados soberanos. Ese compromiso con el consenso, con el acuerdo jurídicamente vinculante, creó las condiciones para la expansión del concepto del verdadero significado de la seguridad.
Fue a principios del decenio de 1990, en Copenhague y en las Cumbres de París y Budapest, donde la Organización se estableció como parte permanente del régimen de seguridad europeo, con una secretaría y una oficina dedicadas a velar por la seguridad, haciendo que los Estados se mantuvieran fieles a sus promesas de celebrar elecciones libres y justas.
Con el transcurso del tiempo, se han contraído nuevos compromisos, la cooperación internacional se ha intensificado y la Organización se ha desarrollado. Los Estados participantes de la OSCE han reafirmado una y otra vez sus compromisos respecto de la paz y la prosperidad; la democracia y la cooperación; y al hacerlo así han contribuido a velar por la seguridad de sus pueblos.