El uso de la biometría para salvaguardar la seguridad de los ciudadanos
Es probable que cuando un ciudadano de un país de la OSCE solicite un pasaporte, la información que haya facilitado (datos personales, fotografía actual, huella dactilar) se incluya en un chip electrónico de dicho documento de viaje. Un número creciente de aeropuertos, por ejemplo en Londres, Atenas o Ashgabad, ya han introducido puertas electrónicas que escanean los pasaportes electrónicos de los pasajeros y comparan la información biométrica que contienen con un escaneo en directo de las caras de los viajeros. Es una manera rápida y conveniente de pasar controles fronterizos, que a la vez permite a los Estados verificar identidades con una precisión óptima.
Desde diciembre de 2017, cuando el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas aprobó por unanimidad la resolución 2396, el uso de la biometría ha pasado a ser algo más que una medida deseable: ahora es obligatoria. La resolución 2396 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas exige a todos los Estados que recopilen datos biométricos, como herramienta para detectar y combatir los movimientos de combatientes terroristas extranjeros, especialmente los que regresan de las zonas de conflicto.
La OSCE, la mayor organización de seguridad regional del mundo, se ha asociado con el Biometrics Institute, un foro internacional independiente fundado en 2001 para promover el uso responsable y ético de la biometría, con el fin de ayudar a los Estados participantes a aplicar la resolución 2396. En abril de 2019, las dos organizaciones colaboraron en la celebración de la Conferencia ID@Borders and Future of Travel, que organiza cada año el Biometrics Institute en el Centro de Conferencias Hofburg de la OSCE en Viena.
Biometría: qué es y por qué se utiliza
Los identificadores biométricos son características biológicas distintivas y cuantificables, que se utilizan para etiquetar y describir a los individuos.
“La importancia de los datos biométricos radica en el hecho de que muchas de estas características son únicas. En otras palabras, las medidas faciales, el entramado de las venas e incluso la forma de caminar son atributos que varían de un individuo a otro”, dice Simon Deignan, del Departamento de Amenazas Transnacionales de la Secretaría de la OSCE.
Esta singularidad es la razón por la que la biometría se utiliza cada vez más en la gestión de fronteras y en la lucha contra el terrorismo, ya que puede ayudar a las autoridades policiales a determinar la identidad de una persona con un alto grado de certeza. Si un viajero utiliza el pasaporte de otra persona, los guardias fronterizos lo detectarán.
Los Estados también están utilizando técnicas biométricas en su investigación forense. La biometría forense es útil no solo porque facilita la identificación, sino porque también puede probar, o refutar, la implicación de una persona en un delito. Puede vincular a una persona con una actividad, un acontecimiento, un lugar u otra persona antes, durante o después de un incidente.
“La biometría lleva entre nosotros más tiempo del que se piensa. En la antigua Babilonia, las huellas dactilares se estampaban en tablillas de arcilla para cerrar transacciones comerciales. Hoy en día, las huellas dactilares, el iris, la mano, la cara, la voz o incluso la forma de caminar de una persona pueden utilizarse para probar su identidad y controlar su acceso a una serie de servicios”, afirma Isabelle Moeller, Directora ejecutiva del Biometrics Institute.
Al mismo tiempo, la rápida evolución de la tecnología de reconocimiento facial conlleva el hecho de que también pueda hacerse un uso indebido de la biometría. “El reconocimiento facial representa un mercado global que mueve miles de millones de libras y gracias a la revolución de las redes sociales, las fotos digitales de rostros de personas son muy fáciles de conseguir. Eso significa que las soluciones biométricas faciales han de trabajar más duro que nunca para poder verificar a un sujeto, utilizando técnicas de mapeo en 3D, así como de detección de vida”, explica Moeller.
“En un futuro cercano, los sensores que capturan simultáneamente múltiples imágenes biométricas dentro de un espectro estrecho mejorarán en gran medida la capacidad de la industria para detectar las falsificaciones biométricas. En los sistemas automatizados de control fronterizo que utilizan el reconocimiento facial, hay unos sensores de infrarrojos que determinan si se está utilizando una máscara”, añade.
Detección de combatientes terroristas extranjeros
La presión sobre los grupos terroristas en las zonas de conflicto está provocando un incremento del número de combatientes terroristas extranjeros que regresan a sus países de origen. Son una grave amenaza para los Estados, ya que existe el riesgo de que puedan llevar a cabo atentados en su país o participar en actividades de captación. Muchos de ellos son terroristas conocidos, o sospechosos de serlo, y figuran en las listas de vigilancia o bases de datos internacionales sobre terroristas. Otros, sin embargo, enmascaran sus identidades o fingirán ser otra persona.
La resolución 2396 exige a los Estados Miembros de las Naciones Unidas que elaboren y apliquen sistemas de recogida de datos biométricos, de conformidad con el derecho interno y el derecho internacional de los derechos humanos. También los alienta a que compartan esos datos de forma responsable entre ellos, según proceda, con INTERPOL y con otros organismos internacionales competentes.
La resolución fue aprobada en virtud del Capítulo VII de la Carta de las Naciones Unidas, lo cual implica la obligatoriedad del cumplimiento de tales obligaciones para todos los Estados Miembros. Sin embargo, no todos los Estados tienen los recursos o la capacidad necesarios para llevarlo a término. Por ello se exhorta a las organizaciones regionales, como la OSCE, a que proporcionen asistencia técnica, capacitación y apoyo a los países que lo soliciten.
El papel de la OSCE
La OSCE ha estado ayudando a los Estados participantes desde 2010 a desarrollar pasaportes biométricos y a unirse al Directorio de Claves Públicas (PKD) de la OACI, un directorio que permite a los países verificar los datos biométricos y biográficos contenidos en el chip de los pasaportes. Mediante cursos prácticos regionales, visitas a responsables de la toma de decisiones en los distintos países y un apoyo técnico continuado, la OSCE presta asistencia a los países en cada uno de los pasos para formar parte del directorio PKD de la OACI.
Desde la aprobación de la resolución 2396, han aumentado las solicitudes de asistencia de los Estados para el cumplimiento de los compromisos en materia de biometría. La Conferencia ID@Borders and Future of Travel, organizada junto con el Biometrics Institute en Viena los días 11 y 12 de abril de 2019, es una respuesta a esas solicitudes.
Esta conferencia conjunta tiene por objeto ayudar a los Estados participantes de la OSCE en la aplicación de la resolución 2396, proporcionando información sobre los beneficios de los sistemas biométricos, ofreciendo orientación sobre cómo utilizar y compartir de forma responsable los datos biométricos para luchar contra el terrorismo, y facilitando el intercambio de buenas prácticas entre los agentes de los sectores público y privado. Va precedida de un curso de formación de medio día de duración, que proporciona una visión general de alto nivel sobre los conceptos fundamentales y los requisitos de aplicación de la biometría en las fronteras.
“La OSCE se asoció con el Biometrics Institute para organizar esta conferencia porque dicho Instituto lleva colaborando desde 2017 con la Dirección Ejecutiva del Comité contra el Terrorismo (CTED) y la Oficina de Lucha contra el Terrorismo (OCT) de las Naciones Unidas, compartiendo con ellas sus conocimientos especializados sobre biometría en la lucha contra el terrorismo”, afirma Deignan.
“El Biometrics Institute también ayudó a recopilar el Compendio de prácticas recomendadas para el uso e intercambio responsables de la biometría en la lucha contra el terrorismo (Compendium of Recommended Practices for the Responsible Use & Sharing of Biometrics in Counter Terrorism) de las Naciones Unidas, que se publicó en 2018. Y sigue trabajando con las Naciones Unidas para informar a los Estados Miembros sobre la utilización del compendio en la práctica”, añade.
Pautas éticas
Si bien los datos biométricos pueden llegar a ser una herramienta fundamental para combatir el terrorismo, es esencial cerciorarse de que la recogida, el uso y el intercambio de esta información se hagan de una manera responsable y ética.
El Biometrics Institute ha publicado recientemente siete principios para orientar a la comunidad biométrica en el uso ético y responsable de esta tecnología. Terry Aulich, jefe del Grupo de expertos en privacidad del Biometrics Institute y antiguo senador australiano y ministro del gobierno estatal, señala lo siguiente: “Reconocimos muy pronto que no se podía esperar que la legislación protegiera los derechos humanos y la privacidad en más de 190 países. Por lo tanto, nos propusimos crear una declaración de principios, concisa y directa, para orientar a nuestros miembros sobre cómo deben comportarse. Aunque algunas leyes no prevengan la mala praxis comercial o gubernamental, nuestros Principios Éticos piden a nuestros miembros que actúen con un nivel máximo de responsabilidad”.
La OSCE y el Biometrics Institute esperan poder brindar más apoyo en materia de fomento de capacidades a los Estados que lo soliciten durante los próximos meses y años, a medida que vayan poniendo en práctica la resolución 2396 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. El uso de la biometría es una herramienta adicional que podemos introducir para prevenir los movimientos de combatientes terroristas extranjeros y salvaguardar la seguridad de nuestros ciudadanos.
Si desea más información sobre la Conferencia ID@Borders and Future of Travel, haga clic aquí.
Si desea más información acerca del Biometrics Institute y sobre los recursos que ofrece a las organizaciones que usan la biometría o se están planteando su uso, haga clic aquí.
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